top of page

¿Y la soberanía de Jalisco?

  • Foto del escritor: Francisco M. Sánchez Jáuregui
    Francisco M. Sánchez Jáuregui
  • 6 ago 2024
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 6 ago 2024

Las actuales élites políticas de Jalisco no harán nada para impedir que la soberanía y la libertad del pueblo de Jalisco sea mancillada. Nuestras cúpulas políticas están llenas de gente sin escrúpulos, sin amor a la patria, sin respeto por nuestra historia, nuestras tradiciones, ni amor por los valores que hemos querido configuren nuestra vida social.


Opinión | Libres

30 de julio de 2024.- En Jalisco, el año pasado se derrocharon grandes cantidades de dinero público para hacer una campaña provocadora que se instaló en edificios y espacios públicos decorados con pendones que decían: «Libres y soberanos». La campaña, impulsada por el gobierno de Enrique Alfaro, celebró el bicentenario de la constitución del Estado «libre y soberano» de Jalisco y hasta se reformó la ley para instalar un día de asueto en conmemoración de nuestra constitución como Estado de la República mexicana.


A un año de aquella fastuosa campaña, un desafío a la soberanía y a la libertad fue impuesto por una sentencia de un Tribunal Colegiado federal para que el Código Penal de Jalisco fuera reformado en aquellos artículos que penalizan la práctica del aborto. Desafiante porque por la vía de la iniciativa popular, la Constitución de Jalisco consagra en su artículo 4° el derecho a la vida desde la fecundación y hasta el término natural, haciendo que cualquier otro derecho —o lo que se reclame como tal—, queda subordinado derecho a la vida. La sentencia pasa por alto la soberanía del pueblo de Jalisco, manifestada a través de sus representantes populares, que consagró el derecho a la vida como fundamental y constitutivo de nuestro sistema de convivencia, exigiendo los legisladores locales reformen artículos de leyes secundarias locales sin tomar en cuenta lo expresado por nuestra Constitución.

Con esos representantes que defienden las agendas e intereses de lobbys políticos, financiados con recursos de quién sabe quién, el pueblo de Jalisco queda expuesto a la voluntad de cualquiera con recursos para emprender campañas de litigio estratégico y legislar sin haber ganado una elección o presentar un proyecto político que convenza a las mayorías.

Desentendidos de esta soberanía y libertad que tanto se promocionó, diputados locales con Claudia Murguía al frente, se dispusieron, ni tardos ni perezosos, a reformar la ley para despenalizar el aborto, aludiendo una supuesta obligación intransferible, aún cuando los propios asesores legislativos y diversos expertos han señalado la extralimitación de los juzgadores federales y han ofrecido diversas alternativas que tiene el Congreso de Jalisco para dar cumplimiento a la sentencia. Sorprende que dentro de la propia bancada de Movimiento Ciudadano, eso de «libres y soberanos» pasó a segundo término para declinar cobardemente a la soberanía del Poder Legislativo de Jalisco.


No es la primera vez que los diputados enfrentan una controversia como esta. Una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucionales algunos artículos del Código Civil que definían el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, esta intervención de la Corte fue procesada con una anotación al calce sin modificar el texto redactado por los legisladores de Jalisco, haciendo valer la soberanía de nuestro Estado.


Si el problema fuera el incumplimiento como dicen algunos legisladores, en otros casos, como en la iniciativa ciudadana presentada por el Frente Nacional por la Familia para crear la Ley de Protección a la Maternidad, los diputados han ignorado los plazos propios del proceso legislativo y mandado a la congeladora una iniciativa que cumplió con todo el proceso que exige la ley para que los ciudadanos presenten iniciativas al Congreso. El incumplimiento que dicen quieren evitar, en realidad nunca ha sido su verdadera preocupación. Han ignorado muchas veces resoluciones judiciales según conviene a los intereses de las cúpulas partidistas.


A los diputados de la actual legislatura y a los líderes de los partidos políticos, en los hechos, no les importa ni la soberanía ni el federalismo ni la libertad. Mas allá de sus posicionamientos públicos llenos de bravuconadas ante las imposiciones del poder central o la «injusta distribución» de los recursos fiscales, cuando se vulnera verdaderamente la soberanía de Jalisco, ahora que se interviene en las atribuciones del Poder del Estado que representa la voluntad popular, las élites políticas locales se hacen los sordos y se presentan como los más «obedientes» lacayos de los poderes centrales, sin dar la mínima batalla o buscar resolver a favor del pueblo de Jalisco la controversia. Se acobardan.


Con esos representantes que defienden las agendas e intereses de lobbys políticos, financiados con recursos de quién sabe quién, el pueblo de Jalisco queda expuesto a la voluntad de cualquiera con recursos para emprender campañas de litigio estratégico y legislar sin haber ganado una elección o presentar un proyecto político que convenza a las mayorías. Las actuales élites políticas de Jalisco no harán nada para impedir que la soberanía y la libertad del pueblo de Jalisco sea mancillada. Nuestras cúpulas políticas están llenas de gente sin escrúpulos, sin amor a la patria, sin respeto por nuestra historia, nuestras tradiciones, ni amor por los valores que hemos querido configuren nuestra vida social.


Si en Jalisco queremos seguir siendo verdaderamente libres y soberanos, ha de ser el pueblo organizado el que defienda el derecho a la vida, los derechos de las mujeres, el de las madres en situación vulnerable a recibir ayuda subsidiariamente del Estado y de la iniciativa privada, que proteja la vida de tantos jóvenes que son desaparecidos por el crimen estructural y serán las familias las únicas capaces de preservar el patrimonio cultural, material y espiritual que hemos heredado de nuestros padres y que amenazan todos esos extraños enemigos que no le tienen amor a la patria chica que, para nosotros, significa Jalisco, el alma de México. Para los políticos de Jalisco, «Libres y soberanos» es un slogan publicitario, uno más que denota su frivolidad.


Comments


bottom of page