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Tengo esperanza

  • Foto del escritor: Pablo Cordero
    Pablo Cordero
  • 7 ene
  • 3 Min. de lectura

La historia que estamos escribiendo en nuestras ciudades y pueblos carece por completo de significado sin los valores, la nobleza y heroísmo que nos dejaron nuestros antepasados. 2025 es un año crucial, un año en que nos tenemos que unir y abrir los ojos con para ver la realidad y decidir cómo viviremos los años venideros.




07 de enero de 2025.- Now we are free, durante el paso de los días los ciudadanos de diferentes países hemos podido escuchar la orquesta y las voces que emanan de esta canción donde se presenta, no solo una de las mejores filmaciones de la historia, sino la representación del valor que tienen mujeres y hombres al darle la libertad a sus familias , a sus hijos , a sus regiones, a sus soldados, a su nación y, sobre todo, al futuro que está por venir, que están construyendo en cada defensa de las elecciones que inspiran sus corazones repletos de coraje y sostenidos por sus convicciones e ideales más profundos, ante un mundo que lo relativiza todo.

Tengo esperanza que los hombres y mujeres de nuestro tiempo reconozcan su misión, es decir, su propósito de vida, porque, de hacerlo ahora, cada uno y luego juntos como nación, resonará en la historia y en la eternidad.

Now we are free, ¿para qué? Para poder decidir qué haremos con el tiempo que se nos está dando, cómo haremos para levantar nuestra bandera en alto, y no solo la bandera de la nación donde nacimos, sino la bandera de la libertad, de la educación, de la cultura, de la seguridad, de la propiedad privada, de la familia, de la vida. Para discernir, no con poco tiempo, todo lo que podremos hacer unidos, porque no solo es la vida la que nos da algo, sino también los que nos rodean, ellos, aquel, aquella, todos nos están dando valentía, nos dan razones para hacer de la razón la base de la sociedad. Porque la lógica, el sentido común, la naturaleza humana, se han ido violentando y criminalizado, se ha querido frustrar la fuerza humana dada por lo Divino, y ya no podemos permitirnos ser espectadores del pasar del tiempo, es momento de ponernos delante de aquellos que todo lo relativizan y decirles que la gloria, el honor, la lealtad, la fidelidad y el verdadero camino de la felicidad está en los valores y convicciones que se nos han dado en la familia, por los abuelos y bisabuelos que construyeron todo esto para dejarnos algo, no solo una casa, sino el amor por la tierra.


La historia que estamos escribiendo en nuestras ciudades y pueblos carece por completo de significado sin los valores, la nobleza y heroísmo que nos dejaron nuestros antepasados. 2025 es un año crucial, un año en que nos tenemos que unir y abrir los ojos con para ver la realidad y decidir cómo viviremos los años venideros. Pero, para todo esto, necesitamos ser conscientes y recordar con J.R.R. Tolkien que: «Ni toda la gente errante anda perdida, que el viejo vigoroso no se marchita, que de las cenizas subirá un fuego y una luz se asomará en las sombras; el descoronado será de nuevo rey».


Tengo esperanza que los hombres y mujeres de nuestro tiempo reconozcan su misión, es decir, su propósito de vida, porque, de hacerlo ahora, cada uno y luego juntos como nación, resonará en la historia y en la eternidad.


Vamos de paso, lo que leguemos a quienes vienen tras nosotros deberá ser el honor y la lealtad a nuestros principios, valores y convicciones, porque eso es lo mejor que hemos recibido en la vida.

 

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