top of page

La fiesta de San Sebastián en Tuxpan, Jalisco: danza, mitos y celebración

  • Foto del escritor: Staff
    Staff
  • 23 ene
  • 3 Min. de lectura

 La fiesta de San Sebastián tiene una historia centenaria que fusiona el fervor católico con expresiones culturales que se remontan a la época colonial. Este evento honra al santo mártir, conocido por su valentía y fortaleza ante la persecución, y lo presenta como un modelo de fe inquebrantable.

Fiestas de San Sebastian en Tuxpan. Fotografia Gobierno de Jalisco
Fiestas de San Sebastian en Tuxpan. Fotografia Gobierno de Jalisco

23 de enero de 2025.-En la cálida región sur de Jalisco, el municipio de Tuxpan se convierte cada enero en el escenario de una de las celebraciones más emblemáticas del estado: la fiesta en honor a San Sebastián. Más que un simple evento religioso, esta festividad representa un crisol de tradición, historia y unidad comunitaria, valores que representan nítidamente la cultura popular al sur de Jalisco.


La fiesta de San Sebastián tiene una historia centenaria que fusiona el fervor católico con expresiones culturales que se remontan a la época colonial. Este evento honra al santo mártir, conocido por su valentía y fortaleza ante la persecución, y lo presenta como un modelo de fe inquebrantable.

La festividad, con su combinación de fe, cultura, mitos y participación ciudadana, es un recordatorio de que las tradiciones populares son una fuente de inspiración para transformar la vida social desde la base.

El corazón de la celebración está en las danzas de los Chayacates y los Sonajeros, figuras que mezclan elementos indígenas y españoles. Vestidos con trajes coloridos y máscaras distintivas, los danzantes recorren las calles al ritmo de tambores y sonajas, en un acto que simboliza la lucha espiritual y la gratitud hacia San Sebastián. Estas danzas, transmitidas de generación en generación, son un recordatorio vivo de cómo las tradiciones populares pueden fortalecer la identidad y la cohesión social.


La riqueza de esta celebración también se entrelaza con las historias y mitos que han marcado a Tuxpan. Una de las leyendas más evocadoras es la de la “procesión fantasma”, un relato que los habitantes cuentan con respeto y fascinación. Se dice que en las noches previas a la fiesta, una procesión de luces puede ser vista desde ciertos puntos del municipio, avanzando silenciosamente por las calles desiertas. Los más devotos creen que se trata de las almas de antiguos habitantes que, con profunda fe, continúan acompañando la celebración de San Sebastián desde el más allá.


Otro elemento mítico vinculado a la identidad tuxpense es el Cerro del Cihualpilli, que, según la tradición oral, está habitado por una poderosa figura femenina: una princesa indígena que guarda celosamente los secretos y la riqueza de su pueblo. Este cerro, visible desde distintas partes del municipio, no solo es un símbolo de la fortaleza de la comunidad, sino también una inspiración que conecta la cultura prehispánica con la devoción católica que caracteriza a Tuxpan hoy.


La celebración no estaría completa sin la riqueza culinaria que caracteriza a Tuxpan. Durante la fiesta, los visitantes y locales disfrutan de platillos tradicionales como la cuaxala, una sopa espesa a base de maíz y carne de cerdo, y el mole acompañado de tortillas recién hechas. Estas delicias no solo deleitan el paladar, sino que también reflejan la generosidad y hospitalidad de la comunidad tuxpense.


El compartir de la mesa y el trabajo conjunto para preparar los alimentos son expresiones de caridad y solidaridad que nos enseñan la importancia de construir comunidad desde los pequeños actos cotidianos.


La fiesta de San Sebastián no es solo un evento cultural; es un espacio donde se refuerzan los valores que sustentan a una sociedad justa y solidaria. En Tuxpan, la organización comunitaria brilla con especial intensidad. Los vecinos trabajan juntos para decorar las calles, organizar las procesiones y recibir a los peregrinos que llegan de distintas partes de México.


Este espíritu de colaboración refleja una verdad esencial: cuando las personas se unen en torno a un propósito común, no solo preservan su patrimonio cultural, sino que también construyen un futuro lleno de esperanza. La festividad, con su combinación de fe, cultura, mitos y participación ciudadana, es un recordatorio de que las tradiciones populares son una fuente de inspiración para transformar la vida social desde la base.


La fiesta de San Sebastián en Tuxpan nos recuerda que el patrimonio cultural no es algo estático, sino una expresión viva que nos conecta con nuestro pasado y nos impulsa hacia un futuro más humano. Que estas tradiciones sigan iluminando el camino de comunidades como Tuxpan, y que sirvan como un ejemplo de lo que podemos lograr cuando trabajamos juntos con un propósito común.


¡Que viva San Sebastián, el Cerro del Cihualpilli y la riqueza cultural de Jalisco!

Comments


bottom of page