Jalisco, baluarte de la libertad y la tradición
- Pedro De Alba González
- 11 sept 2024
- 4 Min. de lectura
Defender la tradición y promover la libertad se ha hecho con gran elocuencia en esta tierra, pero no solo lo han hecho personajes que la historia oficial ha reconocido, sino también aquellos que, en lo simple y cotidiano, viven su fe y valores, los que hacen comunidad todos los días formando y educando en su familia, siendo vecinos ejemplares, entregando de manera leal su fuerza en el trabajo o ayudando a los que no conocen, pues como dice Chesterton “lo común es lo extraordinario”.

11 de septiembre de 2024.- Siendo parte del Reino de la Nueva Galicia, fue en el territorio actual de Jalisco donde surgió gran parte de la identidad nacional. El encuentro cultural entre pueblos prehispánicos, africanos y el español fue, poco a poco, resultando en una diversidad de expresiones que se fueron asentando en signos y elementos de cohesión social.
En los campos ganaderos de Jalisco, por ejemplo, los vaqueros comenzaron a competir entre sí al hacer faenas comunes como herrar, capar, tusar o realizando lances ecuestres como piales y manganas, prefigurarándose así la Charrería, nuestro emblemático deporte nacional.
El cruce de pueblos, culturas y civilizaciones terminó en un mestizaje que llegó hasta la cocina: especies y condimentos de África, frutos de América y carne de animales domésticos de Europa, resultaron magnificas combinaciones y mezclas que hoy deleitamos y en las que no vamos a profundizar para no abrir apetitos.
Las fervorosas procesiones con danzas también nos muestran el sincretismo religioso-cultural de los tres pueblos ya mencionados. Peregrinaciones como símbolo popular de esperanza y las bellas alabanzas y cánticos que surgieron en los pequeños pueblos[1] donde con sacrificio y trabajo se levantaron bellas iglesias neoclásicas con impresionantes altares dedicados a Cristos de madera[2], santos patronos o advocaciones marianas presentadas a detalle en pasta de caña[3]. Sin duda, los frailes sembraron una semilla de fe, de amor por la tierra y de paz entre los pueblos.[4]
Los 201 años de vida del estado libre y soberano de Jalisco quedan cortos frente a los 254 años de existencia del Reino de la Nueva Galicia, o los casi 300 en los que este territorio era parte de un Virreinato. Tenemos todavía mucho que aprender, mucho que reconocer en la herencia de ese pasado.
Esta tierra, siendo la Nueva Galicia, la intendencia de Guadalajara o el Estado de Jalisco, también ha sido un baluarte de las libertades. La fundación de la Real Audiencia de Guadalajara marcó un hito de autonomía en aspectos de justicia, desvinculándose, bajo el amparo de las Leyes de Indias, de la Audiencia de la Ciudad de México.[5] Don Fray Antonio Alcalde fue un gran interventor para lograr la fundación de la Real y Literaria Universidad de Guadalajara, una obra educativa que ha sido cuna de la libertad en Jalisco.
Tras la llegada de la casa francesa Borbón-Anjou al poder español, el despotismo ilustrado fue presionando y relegando a los diferentes estratos sociales en América en pro de retomar el poder peninsular, lo que provocó el descontento de muchos especialmente de los criollos que protestaron ante las reformas borbónicas. El camino se abrió para que en este territorio se defendiera la libertad desarrollándose un movimiento de Independencia. En su paso por Guadalajara, el cura Hidalgo declaró la abolición de la esclavitud reconociendo la libertad y la dignidad de todas las castas, grupos étnicos o sociales.
Quizá el más impresionante ejemplo de defensa de la libertad en Jalisco se da hace 100 años, en la persecución que hace el Estado a la Iglesia y que tiene como desenlace la Cristiada. Jaliscienses defendieron la libertad por miles, capaces de manifestarse y defender sus creencias en medio de una dura represión, o cuando el difundir sus ideas en la prensa implicaba sabotajes y encarcelamiento. La libertad de asociación y reunión la hicieron valer conformando círculos de obreros, damas y jóvenes que se formaban en la fe y trabajaban en la defensa de sus derechos. Incluso, la elemental libertad religiosa fue defendida con su vida y con su muerte por hombres ilustres de Jalisco como Miguel Gómez Loza, Anacleto González Flores, Luis Padilla y muchos más.
Defender la tradición y promover la libertad se ha hecho con gran elocuencia en esta tierra, pero no solo lo han hecho personajes que la historia oficial ha reconocido, sino también aquellos que, en lo simple y cotidiano, viven su fe y valores, los que hacen comunidad todos los días formando y educando en su familia, siendo vecinos ejemplares, entregando de manera leal su fuerza en el trabajo o ayudando a los que no conocen, pues como dice Chesterton “lo común es lo extraordinario”.
[1] Que surgieron o que se fueron apropiando de otros mas antiguos como “El alabado”.
[2] Cada Cristo tiene su pueblo, cada pueblo tiene su Cristo.
[3] Talpa, Zapopán, San Juan de los Lagos y muchos pueblos más.
[4] Por ejemplo, en la zona de la rebelión del Mixton a los pueblos para que se pacificaran se les encomendaba a los apóstoles. (Santo Santiago en Manalisco, San Felipe en Cuquío, San Bartolomé en Mezcala delegación de Tepatitlán, Etc.)
[5] Aunque con su propio funcionamiento de manera sufragánea se mantenía atada a la de la Ciudad de México la de la capitanía de Guatamela.
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